sábado, 8 de diciembre de 2012

Y yo... ¿cuándo?

¿Os ha ocurrido alguna vez que os parece que todo el mundo que os rodea está patas arriba? Parece que pises lo que pises o hagas lo que hagas, sólo trae problemas y más problemas. Parece que todo el universo se ha puesto en contra tuya... Evidentemente esto no es así, pero en muchas ocasiones lo pensamos.
Y es en estas ocasiones cuando deseas y rezas que todo cambie. Te quejas de que no puedes hacer nada por cambiar o caminar porque todo lo que te rodea no te es favorable. Te cuesta animarte, te cuesta levantarte en la caída, reencontrar la ilusión... y todo porque según tú crees que lo que te rodea no te es favorable. Y a Dios culpas de lo que te sucede, te enfadas con él, te apartas de él, empieza a haber un abismo entre los dos...
Pero resulta que cuando pasa un tiempo, parece que las cosas empiezan a cambiar, parece que la vida te empieza a sonreír. Pero lo miras con recelo, según tú "no puede ser real este cambio que estoy viviendo". Aunque la vida te ofrezca una nueva oportunidad, aunque las personas que te rodean te facilitan las cosas, aunque tus sueños parecen que empiezan de nuevo a enderezarse... tienes y tenemos una leve inclinación a ser fatalistas incluso en el optimismo.
Pero tarde o temprano te das cuenta de que sí, que es verdad, que una nueva etapa se abre ante tus ojos; una nueva oportunidad, una nueva posibilidad, un nuevo kairós. Y cuando por fin parece que estás abriendo los ojos de verdad, resuena en ti las palabas de alguien que en su tiempo lo querías como Amigo: "y yo... ¿cuándo?".
Dale tu corazón y Él te dará el suyo. ¿De cuánta gente puedes decir eso? ¿Cuánta gente puede hacerte sentir especial, único? ¿Cuánta gente puede hacerte sentir extraordinario?

domingo, 11 de noviembre de 2012

Empezar de cero

A veces tienes el raro sentimiento que hay algo que está mal en tu vida, que hay algo que parece que no estás haciendo bien. Pero curiosamente no sabes exactamente qué es. Dedicas tu tiempo en lo que más te gusta y aun así hay un vacío muy grande, haces lo posible por ayudar y estar cercano a las personas que más quieres y por arte de magia tu corazón se encuentra dañado por extrañas circunstancias, buscas una llamada con un viejo conocido que o no te llama o no te responde, intentas distraerte con algo que siempre te ha motivado pero que ahora parece aburrirte...
Quizás sea ya el momento de llevar a la práctica ese frase que dijo un gran sabio: "Si quieres que tu vida cambie, prueba a no hacer lo mismo de siempre". Quizás necesite un poco de tiempo, pero es lo que quiero. Ojalá nunca pierda la valentía de empezar de cero. 

viernes, 16 de marzo de 2012

Historia de un ex-drogadicto

Todavía recuerdo los gritos y quejas de su madre: "¡Ya no puedo más! ¡No tengo más fuerzas! ¡Quiero que esto se acabe ya!" El silencio de su novia era también una queja pero sin palabras. Y es que N había vuelto a recaer. Fue un paso importante el querer hacer el programa que Proyecto Hombre ofrece para poder salir de su adicción a las drogas. Pero era ya la tercera vez que volvía a recaer. Su familia y amigos estaban cansados, no sabían qué hacer. Se agotaban las fuerzas, las ideas, las ganas, los ánimos... la esperanza.
N ya estaba en la última fase, en la de reinserción social; estaba con nosotros en la casa desde hacía un mes aproximadamente. Era un chaval afable, simpático, con un buen humor envidiable... pero era increíble la transformación que surgía tras la consumición. Yo también llevaba poco más de un mes en aquella casa de trabajador social. Y era mi primera experiencia de este tipo; experiencia real me refiero.
Mis compañeros ya habían avisado a la familia que era lógico lo de las recaídas, al igual que la reacción de ésta. Le dijeron una y otra vez que tuvieran paciencia, que entendían que las palabras ahora no servían; pero era importante que N sintiera que tenía a su familia y amigos muy cerca de él. El ambiente familiar y social era un apoyo externo muy importante para N. 
La madre volvía a repetir que ellos querían tener paciencia, esperanza.. pero les resultaba frutrante que volviera a recaer, que N hiciero uso de chantajes emocionales, de mentiras, de robos... para hacer todo lo necesario para consumir. La madre no dejaba de llorar, al igual que su novia que entre sollozos dijo aquella frase: "Haré todo lo necesario para que N se recupere, pero asegúrenme de que va a salir de ésta". Fue cuando uno de mis compañeros le dijo: "Las cosas de la vida que más valoramos y que sabemos que merecen la pena luchar por ellas nunca se pueden asegurar; pero como he dicho, hay que tener la plena convicción de que merece la pena luchar por ellas".
Fue un trabajo arduo, echamos ganas, esfuerzo, ilusión... y sobre todo esperanza. Pero se logró. N pudo salir. Le costó, pero lo logró. Y fue su madre quien hizo la reflexión final:
"Gracias, simplemente gracias, no sólo por mi hijo que doy gracias a Dios por el regalo que nos ha hecho, sino también por lo que me habéis enseñado. No me considero una cristiana ejemplar ni muy practicante, pero he podido ver a Dios en vosotros, y la manera en que Dios actúa en nuestras vidas. 
Realmente somos muy impacientes. Queremos las cosas ya y pronto. No valoramos el valor del tiempo: el tiempo sana, cura, nos da espacio para ver las cosas desde otra perspectiva, nos ofrece nuevas oportunidades. Y así es Dios, como vosotros me lo habéis demostrado. Habéis sido constantes, habéis depositado una y otra vez en nosotros vuestra confianza, al igual que en mi hijo; nunca os habéis rendido, habéis visto siempre la posibilidad del mejor cambio en la persona; a pesar de las contrariedades y de los malos momentos, habéis aprendido de ellos y habéis salido adelante. Y cuando digo "vosotros", también digo "Dios". Ojalá tuviéramos una varita mágica para cambiar las situaciones a nuestro antojo, pero ¿dónde quedaría la libertad y el crecimiento de las personas? ¡Cuántas veces nos hemos quejado que si Dios no hace nada por el hambre en el mundo, por las guerras, por los malos momentos vividos...! Pero no nos damos cuenta de que Dios nos ofrece no una varita mágica, sino la posibilidad para que cada uno de nosotros seamos capaces de cambiar todo esto. Nosotros somos sus manos, sus pies, sus oídos, su boca... ¡Cuánto cambiaría nuestro mundo y nuestras vidas si nos diéramos cuenta de ello! Por todo esto, gracias, SIEMPRE GRACIAS".
He estudiado mucho sobre Dios hasta el día de hoy: que si Teología, que si cursillos, que si retiros, que si Ejercicios Espirituales, que si grupos de fe... Pero ésta ha sido la lección más grande que hasta hoy me han dado de Dios.

Tú mismo.


Hay una historia en la Biblia sobre un hombre llamado Jacob que lucha durante horas en la ribera del río contra un ángel, y al amanecer, el ángel le dice a Jacob: “Déjame ir”. Y Jacob le responde: “No te dejaré ir hasta que me bendigas”. El ángel dice: “Bueno, ¿y cómo te llamas?”
Esta pregunta tiene una historia, Cuando conocemos a Jacob, mucho antes, intenta engañar a su padre para que piense que es su hermano mayor, Esau. Porque en esa cultura y en esa época, el padre le daba la bendición al hermano mayor. Su padre estaba ciego, así que se disfrazó del hermano mayor. El padre, Isaac, se percata de que algo no va bien… Y le pregunta: “¿Quién eres?”. Y Jacob responde…: “Soy Esau”.
Cuando conocemos a Jacob por primera vez en la historia está tratando de ser alguien más, de ser otra persona. Más tarde su hermano Esau se enteró de lo que había hecho, se enfurece, y amenaza con matarlo, así que Jacob se va, huye.
En el Antiguo Oriente tu nombre eran más que palabras. Tu nombre era tu identidad, reflejaba tu carácter, tu sustancia, es decir, aquello que hace que tú, seas tú. Tu nombre decía quién eras.
Así que cuando el ángel le pregunta a Jacob: “¿Cómo te llamas?”, la pregunta que le está haciendo en realidad es…: “¿Quién eres?”… ¿Cuánto de nuestro dolor viene de no saber contestar a esa pregunta?
Depués de su resurrección Jesús está cenando con sus discípulos, y habla con uno de ellos, Pedro, y le da la responsabilidad de guiar a sus seguidores cuando Él no esté. Jesús le dice a Pedro: “Pedro, ve y alimenta a mis ovejas”, un modo de decir, cuida de mi iglesia. Jesús le da a Pedro un llamado, una vocación, algo que hacer con su vida. Y entonces Jesús le dice: “Pedro, sígueme”. ¿Y cuál es la respuesta de Pedro en este momento sagrado entre los dos? Pedro mira a uno de los discípulos y pregunta…: “¿Y él qué?” Y Jesús le dice: “¿Y a ti qué más te da? Tú, sígueme.”
Todos podemos identificarnos con Pedro, cada uno tenemos un camino único, un llamado, una vida que Dios nos ha dado y que nos invita a ser como verdaderamente somos, y aún así nos desviamos, nos distraemos, nos fijamos en cómo somos distintos de ella, no soy como él y nos terminamos haciendo las preguntas equivocadas… “¿Y él qué? ¿Y ella qué? ¿Y ellos qué?”
Hay gente más inteligente, otros tienen más dinero, otros más fuertes, otros tienen un cierto tipo de cuerpo. Así son las cosas, nunca viviremos nuestra verdadera identidad cuando nos comparamos con los que nos rodean.
“Un corazón en paz, da vida al cuerpo, pero la envidia pudre los huesos”. “El resentimiento mata al tonto, y la envidia asesina al simple”.
¿Cuánta vida perdemos cuando nos comparamos, nos medimos y nos juzgamos a nosotros mismos según los que nos rodean? Cuando sentimos celos de lo que alguien más tiene… O de lo que alguien más… Es.
La lucha de Jacob es la lucha de todos nosotros, nos preguntan: “¿Cómo te llamas?” Pero a un nivel muy, muy profundo, en realidad nos están preguntando… “¿Quién eres?”
Tú y yo tenemos pasados, familias, errores que hemos cometido… Y lo que hemos hecho y donde hemos estado es  lo que nos ha convertido hoy en lo que somos. Así que abrazo tu historia, tus antecedentes. No tienes que estar orgullosos de ellos, pero debes reclamarlos porque son tuyos.
Sólo cuando somos dueños de nuestra historia por lo que es, lo bueno, lo malo y lo de en medio, podremos empezar a contestar a la pregunta…”¿Cómo te llamas?”
¿Desearías ser alguien más o algo más? ¿En aquella familia en vez de la tuya? ¿Con aquellas habilidades en vez de las que te han dado? ¿Con ese cuerpo en vez del tuyo? ¿A ti qué más te da?
Ella tiene su camino, él tiene su camino, ellos tienen su camino. Y tú, tienes tu camino.
Todos tenemos limitaciones, hay toda clase de cosas, de gente, que no somos… Quizás por eso dice Jesús: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. ¿Cómo podría yo amar y aceptar a alguien cuando nunca he estado conforme con quien soy yo, y por lo tanto… con quien no soy?
Hay gente que vive toda su vida según las expectativas de los demás, ya sea gente de autoridad, padres… Como si hubiera un guión que ya ha sido escrito por alguien, y lo único que hacemos es actuar… Hay otra gente que da su vida a las esperanzas, sueños, metas y planes de otras personas. Y en ese proceso, su identidad, su vida, se pierden… Y otra gente simplemente está inmovilizada por la culpa o la vergüenza, creen que ya han fallado, que lo han echado todo a perder y que sus errores y fracasos los definen, y viven con la sensación de que nunca serán mejor que eso…
Hay un momento en la ribera del río mientras sale el sol en que Jacob mira al ángel que le ha hecho la pregunta. “¿Cómo te llamas?” Y Jacob responde: “Soy Jacob”. Jacob ya no quiere fingir, no está intentando ser Esau ni nadie más. Jacob está listo para ser Jacob, está conforme con la vida que Dios le ha concedido y es en este momento cuando Dios le llama a su gran misión como padre de una nación. Es como si Dios le dijera: “¿Estás ya listo para ser tú? Porque tenemos un montón de trabajo que hacer juntos”.
De lo que necesitamos que nos salven es de todas esas veces que no hemos sido nosotros mismos, de las veces que hemos intentado ser alguien más, de todas las mentiras que nos hemos creído sobre a quién hizo Dios, cuando Dios nos hizo a nosotros… De todas las veces que nos hemos hecho la pregunta equivocada: “¿Y él qué?” Y no somos capaces de escuchar la voz de Jesús diciéndonos… “Tú, sígueme.”
Ojalá podamos encontrar nuestro verdadero yo, encontrar el camino único que Dios tiene paranosotros, y que en todo este proceso… Nos sintamos cómodos en nuestra propia piel.

jueves, 15 de marzo de 2012

Deseos.

¿Qué necesitas en la vida? Todo el mundo quiere algo, forma parte de la naturaleza humana, siempre buscamos conseguir algo, y cuando lo hacemos, queremos otra cosa, y cuando la conseguimos, otra, y otra, y otra más... ¿Te habías dado cuenta? Es normal, como ya digo forma parte de nosotros mismos... Es un deseo de búsqueda, de motivación, es algo que te mueve a buscar y a esforzarte por conseguir aquello que queremos... Podríamos decir que nuestra vida siempre está en constante movimiento, en un constante deseo de alcanzar un objetivo, una meta, un sueño... Ahora bien... ¿Cuál es tu objetivo? ¿Cuál es esa meta para ti? Si nos paramos a ver hay mucha gente que lo que le motiva es, por ejemplo, conseguir un coche último modelo, una pasada de deportivo con el que pasas por la calle y la gente lo "flipa en colores", por decirlo coloquialmente... Lo consigo... ¿Y después? Pues seguramente la cosa no acaba ahí, el ser humano no puede estar quieto, siempre existe motivación para algo, así que un nuevo deseo surgirá en nosotros... Algo de nuevo vanal, algo que cuando lo consigas te pedirá más...  Pero... ¿Y si ese deseo no fuera conseguir un coche...? ¿Y si fuera algo más trascendental? ¿Algo más importante...? Nos movemos por sueños, por deseos, en el momento en el que los alcanzamos, rápidamente necesitamos otro nuevo para continuar caminando, es lo que en parte podemos decir que le da sentido a nuestra vida, es lo que hace que no nos "aburramos" cuando vivimos. Si el sueño que nos mueve es algo trascendental, pondremos todo nuestro empeño en ello, y generalmente no suelen ser cosas sencillas, son difíciles de alcanzar... Mira a Ghandi, su sueño, su objetivo, su meta era la que le impulsó a actuar como lo hizo, fue la que le dio valor y fortaleza, fue lo que le hizo entregarse a una causa mayor… Los sueños humanos son nuestro impulso más fuerte. Nuestros sueños, son nuestra vida. Ahora bien si conseguimos nuestro sueño más fuerte, el más profundo, el más trascendental…¿ Después qué?  Hay dos tragedias que le pueden suceder a una persona: una, perder su sueño, y la segunda, alcanzarlo…

Disfruta de tu sueño, vívelo intensamente, esfuérzate al máximo por conseguirlo, que sea algo importante, que sea algo trascendente, que te motive, que te haga ilusionarte… Y aunque suene raro, que no llegues a alcanzarlo.

lunes, 5 de marzo de 2012

Sueños.

-¿Qué haces? – preguntó la sombra con curiosidad.
-Estoy perdido – respondió el chico mirando a la luna.
-¿No sabes cómo regresar a casa? – inquirió la sombra.
-No – el chico le dio la espalda – No sé cuál es mi casa, no sé adónde pertenezco ni dónde está mi hogar; no sé qué camino debo tomar ni adónde me llevará. Hay tantos senderos, y siento que ninguno me corresponde – repuso el chico con tristeza.
-Pero debes elegir, no puedes quedarte parado para siempre. Si no eliges un camino nunca llegarás a ningún sitio y nunca tendrás un hogar – le dijo la sombra con sabiduría.
-Es demasiado difícil, tengo miedo. ¿Y si elijo el camino equivocado?¿Y si termino donde no debiese? Me arrepentiré siempre, nunca seré feliz.
-¿Lo eres ahora? – preguntó la sombra volviéndose cada vez más tenue. El chico negó con la cabeza – Entonces no debes tener miedo porque no tienes nada que perder.
-Pero ¿y si eligiendo mal no puedo nunca llegar a ser feliz? – preguntó el chico con gran preocupación.
-Entonces debes elegir bien – contestó la sombra con sencillez.
-¿Cómo sabré cuál es mi camino? – dijo el chico mirando lo poco que quedaba ya de la sombra.
-¿Qué es lo que hace que tu corazón lata más rápido? ¿Lo que te empuja a seguir adelante? ¿Aquello por lo que arriesgarías todo, incluso tu vida, más aún, incluso la posibilidad de ser feliz alguna vez?
El chico sabía qué era aquello a lo que se refería; pero no podía evitar sentir miedo. La sombra se fue disipando, dejando algunas palabras flotar hasta sus oídos:

-A veces debemos arriesgarnos para poder tener lo que queremos, aunque parezca una locura, aunque parezca imposible. Porque aunque no lo consigamos, el arrepentimiento que sufriremos no será nada comparado con el que hubiésemos sufrido al saber que podíamos haber hecho algo y no lo hicimos.

JG

martes, 28 de febrero de 2012

Historias desde un autobús

Subí como todas las mañanas en el autobús de las 7'30 de la mañana para ir a trabajar. Y como siempre el autobús estaba hasta los topes de gente. Como siempre, como sardinas en lata. A todo esto se unía el gran frío que empezaba a hacer a estas alturas del invierno.

Pues como siempre, subí al autobús repleto de gente. Pero aun así logré pillar un sitio para poder sentarme. Pero mi gozo duró poco. Al poco tiempo, subió al autobús un pobre anciano que apenas se sostenía con su bastón. Y como me enorgullezco de la educación que me han dado mis padres y profesores, me levanté y cedí mi asiento a este pobre hombre; así que me tuve que agarrar bien a la barra que hay arriba en el medio del bus, intentando no moverme demasiado cuando el conductor daba alguno de sus frenazos.

Y cuál sería mi sorpresa cuando de repente veo en uno de los asientos de más atrás, a un chaval de no más de 16 años, felizmente sentado, como si nada ocurriese. Además tenía una sonrisa en su boca que contrastaba enormemente con las caras de sueño, frío y de pocos amigos que teníamos la mayoría que íbamos en el mismo autobús.

"¡Cómo se puede ser tan cínico, hombre!", pensé. Todos estábamos apretados en aquel autobús, y además yo había cedido mi asiento a un mayor, como me habían enseñado desde pequeño. Y ese chaval, joven, tan contento en su asiento, sin decir ni pío, simplemente con una sonrisa, como si no le importase nada... ¿Cómo podía existir gente así? ¿Dónde estaban quedando los valores?

Y a medida que lo iba pensando, más me iba encendiendo; estaba en ese momento que estallaba de ira, de indiginación... ¡Ese chaval necesitaba una buena lección de modales! Cómo pod.....

En ese momento, poco antes de parar el autobús en la siguiente parada, el señor que estaba a su lado se levantó, se agachó cerca de donde estaba el chaval y agarró unos hierros. La gente de alrededor se hizo a un lado. El autobús paró. Otro señor se acercó, y junto con aquél, levantaron al chaval del asiento, y lo llevaron hasta la silla de ruedas que acababa de montar su compañero. El chaval de la sonrisa en la boca no tenía piernas.

Se fue el chaval despidiéndose de los que estaban cerca a él y dando las gracias por haberle ayudado, y se fue... y siempre con una sonrisa en su boca.

Nada es lo que parece a simple vista. Nuestra percepción de las cosas, nuestra subjetividad nos puede hacer pasar muy malos ratos. No podemos ir por la vida de francotiradores sin conocer las buenas intenciones que seguro que todos tenemos. No podemos ir juzgando a las personas sin haber hecho el intento de haberlas entendido, de habernos puesto en su lugar. ¿Tan mal opinas de una persona? ¿Tan mal crees que se ha portado contigo o con los demás? ¿Crees que una persona puede ser tan mala para hacer daño a otra persona? ¿Tan mala concepción podemos tener de la naturaleza humana? Ponte en el lugar del otro, intenta comprender sus intenciones, haz el esfuerzo de acercarte a él... quizás te lleves una gran sorpresa. Ojalá nos esforcemos en mirar más allá de lo que tenemos ante nuestras narices. Intenta buscar la sonrisa escondida en la persona que se encuentra a tu lado.

lunes, 27 de febrero de 2012

Hermanos.

¿Odias a alguien? Seguramente... Bueno, quizás nos lleguemos al extremo de odiar, pero segurísimo que hay alguien a tu alrededor que no soportas, que no eres capaz de tragar... ¿Qué sientes cuando esa persona se te acerca? Podríamos calificarlo como un sentimiento de rechazo, de alejarnos, deseo de que esa persona nos deje en paz, que se "largue"... Digamos que sentimos una cierta sensación de "asco"... ¿Y por qué ese sentimiento? ¿Por qué me llevo mal con esa persona? Roces, incompatibilidades, a veces siempre nos queda cierto rencor por algo que nos hayan hecho y no hayamos sido capaces de perdonar, o simplemente porque sí, porque esa persona me cae mal y punto ¿no te ha pasado nunca? Y... ¿a qué nos pueden llevar todo esto? Obviamente a un rechazo, un mal trato, digamos que en el momento en el que nos empieza a hablar esa persona, rápidamente acabamos hasta la coronilla de ella, solo queremos mandarla a freír espárragos... Resumiendo, nos comportamos de malas maneras con ella y si lo que nos dice no nos gusta... Poco tardamos en empezar a reprender y a gritar como locos...
¿Te suena de algo? Esto nos ha pasado a todos... Y a mí el primero...
Pero luego me da por pensar... ¿Por qué me comporto así con esta persona? Es decir, a mí no me gustaría que me tratasen así... No creo que a nadie deba tratársele de malas maneras, por muy mal que me caiga, sigue siendo una persona como yo... Todos somos humanos, cada persona es como es, unos más alegres, otros más serios, más extrovertido o introvertido, más amable o menos amable y más o menos agradable, y es normal que no todo el mundo me caiga bien... Pero aún así todos somos personas, todos vivimos en el mismo mundo, bajo el mismo techo, todos compartimos un planeta, una raza, un tiempo, una vida... Digamos que ya sea por unas cosas u otras... Todos estamos conectados, podríamos llegar incluso a decir que de un modo u otro... Todos somos "hermanos" los unos de los otros... Cuando uno se da cuenta de que el que pasa por su lado en la calle, el que está sentado a tu lado en el bus o en el metro, es tu hermano, es cuando, te caiga bien o mal, surge un vínculo que te lleva a tratarle como tal... Esto no significa que desaparezcan los sentimientos de rabia, de rechazo... Sino que simplemente, estos sentimientos se ven de algún modo impotentes frente al cariño que surge ante un amor fraterno...

martes, 21 de febrero de 2012

Hay alguien que quiere dártelo todo...

Hay alguien que quiere dártelo todo, así es. Hay alguien que quiere hacerte todo lo feliz que puedas ser, que quiere darte siempre lo mejor para ti en cada instante de tu vida, aunque no te lo creas... Alguien que te ama como jamás te ha amado nadie, alguien que sabe todo de ti, y a pesar de ello... Te quiere. Tiene siempre tantísimo que ofrecer y no pide absolutamente nada a cambio... ¿Quieres saber quién es?
Como ya dijimos antes... Llámalo como quieras, destino, karma, Dios, incluso coincidencia... Pero es así, quiere dártelo todo, todo lo que siempre has soñado, quiere darte aquello que va a hacerte feliz siempre. Y no solo este "Ser" desea tu felicidad, sino que también está dispuesto a intervenir en tu vida, si tú le dejas, para ayudarte a conseguirlo, para caminar contigo en este camino.
Y aunque no le veamos, aunque no se haga presente físicamente, es cierto que está ahí... ¿Nunca has tenido una coincidencia, demasiado coincidencia? ¿A lo largo de tu vida no has visto cosas que parecían casi imposibles? ¿Has amado alguna vez...? Cree que lo que siente este Ser por ti, es amor, puro y duro... Y por eso mismo, no se va a separar de ti ni un solo instante, siempre estará a tu lado para ayudarte en cualquier cosa que necesites... Si tú le dejas. Cuenta con Él, te escucha siempre, y siempre responde... Aunque de la manera más extraña que te puedas imaginar o del modo más cotidiano... Tan solo hay que prestar un poco de atención.
Ponle a prueba, atrévete a hablar hoy con Él y simplemente estate un poco atento a tu día... ¿Escuchas algo?

jueves, 16 de febrero de 2012

¡Plenitud!

Bueno... ¿Y qué es aquello que nos da alegría? ¿Qué es aquello que nos hace ser felices? ¿Qué nos hace mirar el mundo con otros ojos...? La verdad que no tiene exactamente un nombre concreto... Digamos que puedes llamarlo de varias maneras, Dios, Buda, Alá, destino, karma... Escoge el que prefieras... Pero lo que puedo decirte es que es algo tangible, es algo que se puede sentir, que se puede tocar, que se puede vivir... Es algo tan cercano a ti como tú mismo, algo que te renueva por dentro, que te llena, que te hace sentir, ver y vivir de un modo totalmente distinto a como podías imaginártelo...
Y este sentimiento, es el que te lleva a lo que de verdad importa... Aquí es cuando coge importancia aquello que quieres, aquello por lo que tiene sentido luchar... Aquí... Es donde realmente cobra sentido la vida. Donde desaparecen los enfados por tonterías insignificantes, cuando uno es capaz de entregarse por completo a aquello por lo que cree que debe luchar... Y es que es verdad, este Dios, destino, karma o como quieras denominarlo, se puede vivir, y se puede vivir en plenitud, y te hará vivir en plenitud... Te hará sentir cosas que no has sentido nunca, y te hará sonreír de un modo que jamás lo has hecho, y te hará mirar lo que te rodea con ojos totalmente nuevos... ¿Has sentido algo así alguna vez? ¿Has encontrado aquello que te haga vivir así...? Y aunque no lo creas... Has nacido para vivir de esta manera, para vivir plenamente, has nacido para ser la persona más feliz que puedas llegar a ser, y hay Alguien o Algo, que lo único que quiere es tu felicidad... Ése es su máximo deseo...

lunes, 13 de febrero de 2012

¿Te atreves?

¿Cómo ves la vida? ¿Con qué ojos miras todo aquello que te rodea...? La verdad que actualmente, vivimos en un mundo que observa con pesimismo, con angustia... Digamos que todo va demasiado deprisa... Y este ritmo de vida, acaba por pasarnos factura, estrés, correr de un lado a otro todo el día, y todos los días... Pero la peor factura que te puede pasar, es la de perderte lo que de verdad es tu vida, es perderte el ahora, el aquí, este mismo instante, el saber disfrutar de cada uno de esos momentos...
Nosotros no somos diferentes, somos dos más como vosotros, estresados, que vivimos al límite, frustrados... Pero verdad, que nos gustaría compartir con vosotros aquello que nos calma, que nos sosiega, aquello que de verdad nos hace darnos cuenta de que todo aquello que te rodea, es vida y amor, es felicidad y alegría... Y la verdad que la única y mejor manera que se nos ocurre para mostrarlo al mundo... Es esta... ¡Simplemente gritándolo! ¿Te atreves a escucharnos?